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El vértigo se caracteriza por una sensación de mareo que a menudo se describe como si los objetos estuvieran girando o moviendo alrededor de uno mismo.
Destacar que existen dos tipos de vértigo: periférico y central.
El primero de ellos, el vértigo periférico es el más común y está relacionado con el oído interno.
La diferencia con un mareo común es que en los episodios de vértigo presentamos una sensación de que los objetos están girando o moviendo alrededor de nosotros.
En cambio, el vértigo central, está ligado al sistema nervioso (cerebro, sistema neural, etc.)
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Para aliviar los síntomas sigue los siguientes consejos:
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Si notas que pueden aparecer los síntomas, trata de no moverte bruscamente y trata de tumbarte. Sobre todo no intentes leer, mirar el móvil o realizar cualquier actividad de este tipo.
Otra de las técnicas para calmar la crisis del vértigo, es fijar la vista en un punto fijo relativamente lejano.
No tengas prisa por volver a tu ritmo habitual. A partir de la primera semana aumenta gradualmente las actividades deportivas y laborales.
Conviene llevar unos horarios ordenados, descansar y evitar el estrés. Por lo que las actividades que realices deben adaptarse a la intensidad de los síntomas. Sin embargo, la inactividad y el aislamiento social también son perjudiciales y deben evitarse.
Debes realizar con mucho cuidado los cambios de posición y movimientos mientras sufras los episodios de vértigo con el fin de no exacerbar los síntomas. Por ejemplo, al levantarte de la cama, quédate unos minutos sentado al borde del colchón.
Acuéstate en una habitación más bien tranquila, en la que no haya luces intensas o brillantes. Ya que estas luces podrían empeorar los síntomas.
La recomendación de no fumar ni beber alcohol es apropiada tanto en los episodios de vértigo de la fase aguda como en las fases más crónicas o de remisión.
Por consiguiente intenta evitar situaciones comprometidas que puedan derivar en un traumatismo, caída o accidente prestando plena atención a la actividad que estés realizando.
